Maldonado esquina Tacuarembó
por Teresita Olmedo
Maldonado esquina Tacuarembó, ahí viví hasta la
adolescencia, pero siempre cerca de allí.
Época tan linda la niñez. Debajo de mi casa había una
tienda, Jalila, se llamaba, muchas veces me dejaban ayudarlos a forrar
los botones en una máquina pequeña y fácil de usar.
Jugar con los amigos en la vereda o en
casa de alguno, era lo más. Hasta que de alguna de las casas gritaban: “¡A
tomar la leche!”
Íbamos todos.
Tanto el lechero, como el
repartidor del almacén, iban a domicilio.
En la otra cuadra estaba el
cine Atenas, así que los domingos comíamos apurados para ir a la matiné, y veíamos
como cuatro películas. En el intermedio, dos iban a la panadería, y
continuábamos, entre bizcocho y bizcocho, viendo más pelis.
El desfile de Carnaval era sagrado, tanto como disfrazarme para mí.
Era tan lindo ver 18 de
Julio con cantidad de luces de colores formando diferentes motivos referentes
al carnaval; los bailes en la calle; y en el Parque Hotel el baile de disfraces
para niños.
Frente a casa estaba el
zapatero Miguelito, tenía unas sillas en una parte alta, ¡lindo para
jugar! Al lado, el bar del galleguito; su hija Avelina, que aún vive
ahí, era una de mis amigas.
Casa grande, amigos y
amigas, con los cuales todavía nos vemos, alegría, juegos, hermoso barrio y
mejor niñez.
Presencié ese incendio desde el edificio que está haciendo cruz con el SODRE, estaba en casa de unos amigos, ese incendio le costó mucho tiempo de abandono a la institución.
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