viernes, 27 de marzo de 2015
Yo como Pichuco nunca me fui de mi barrio
Aquí da comienzo una serie de 6 videos creados por Luis Scarpa que dan cuenta de su amor a su barrio.
sábado, 7 de marzo de 2015
Cosas de la escuela
por Ana María Chiara (desde Santiago de Chile)
Con mis hermanos fuimos a la escuela pública.
Quedaba como a una cuadra de casa, cruzando la calle Uruguay: Escuela N° 6 Estados
Unidos, de 2° Grado. Así la recuerdo y así la guardo en mi corazón como algo
muy querido, me abrió las puertas del saber. Era típico, cerca de la 1 de la
tarde, ver pasar a todos los chicos con sus blancos delantales y su moña azul. En
medio de la calle, ponían el cartel amarillo de “Escuela” y así cruzábamos más
seguros.
Mi madre fue
partidaria de que nos formáramos alternando con todos los niños: varones y
mujeres de distintas clases sociales y de diferentes creencias y razas. “Así es
el mundo real”, decía ella. Eso se lo agradezco porque amplió mis puntos de
vista y me hizo ser más comprensiva.
A propósito del Mundial de Fútbol del año pasado, me
surgió una imagen del recuerdo de otro campeonato, cuando yo era una niña.
Tendría unos seis años y estaba en primero. Me gustaba mucho el colegio y
estaba fascinada con aprender a leer y escribir. Rememoro ese día especial en
que se produjo un pequeño caos en el curso 1º A de la Srta. Elsa. Era el
Mundial de Fútbol de 1954, jugaba
Uruguay con Hungría y habían conseguido traer una radio para escuchar el
partido. Estábamos en las semifinales. A nuestra clase se sumó otro curso, un
sexto año que llegó con su maestro. A mí, personalmente, no me atraía tanto el
juego en sí sino el ambiente que se respiraba. Había mucha expectación. Yo
miraba a los niños de los cursos superiores con admiración. Se hizo un silencio
cuando comenzó el partido y todos estaban preocupados por oír el relato del
comentarista que amenizaba su trasmisión con comentarios divertidos. En el
primer tiempo nos hicieron 2 goles y quedamos bastante preocupados. En el
segundo tiempo y ya casi en el último minuto, logramos el empate. Recuerdo
perfectamente como saltaba y aplaudía el profesor de sexto. Pero, lo que más me
impactó, fue cuando se puso a llorar luego de perder en el alargue. Realmente
estábamos todos muy conmocionados.
Tuve
la suerte haber tenido muy buenos maestros en estos primeros años que me
estimularon a aprender y a lograr metas.
Recuerdo especialmente a mi profesora de quinto, la Srta. Judith, que me
alentaba cuando nos mandaba a hacer una redacción y yo escribía relatos
fantásticos. También rememoro con orgullo haber salido abanderada y tener que
recitar una poesía a la Bandera frente a todo el colegio. Esta etapa me marcó y
me dio seguridad y confianza en mí misma.
Maldonado esquina Tacuarembó
por Teresita Olmedo
Maldonado esquina Tacuarembó, ahí viví hasta la
adolescencia, pero siempre cerca de allí.
Época tan linda la niñez. Debajo de mi casa había una
tienda, Jalila, se llamaba, muchas veces me dejaban ayudarlos a forrar
los botones en una máquina pequeña y fácil de usar.
Jugar con los amigos en la vereda o en
casa de alguno, era lo más. Hasta que de alguna de las casas gritaban: “¡A
tomar la leche!”
Íbamos todos.
Tanto el lechero, como el
repartidor del almacén, iban a domicilio.
En la otra cuadra estaba el
cine Atenas, así que los domingos comíamos apurados para ir a la matiné, y veíamos
como cuatro películas. En el intermedio, dos iban a la panadería, y
continuábamos, entre bizcocho y bizcocho, viendo más pelis.
El desfile de Carnaval era sagrado, tanto como disfrazarme para mí.
Era tan lindo ver 18 de
Julio con cantidad de luces de colores formando diferentes motivos referentes
al carnaval; los bailes en la calle; y en el Parque Hotel el baile de disfraces
para niños.
Frente a casa estaba el
zapatero Miguelito, tenía unas sillas en una parte alta, ¡lindo para
jugar! Al lado, el bar del galleguito; su hija Avelina, que aún vive
ahí, era una de mis amigas.
Casa grande, amigos y
amigas, con los cuales todavía nos vemos, alegría, juegos, hermoso barrio y
mejor niñez.
miércoles, 4 de marzo de 2015
Retazos de infancia
por Mabel Dutrenit
Dicen que la niñez y la
adolescencia son algo muy importante y marcan la vida de una persona, pues
entonces yo estaré muy marcada ya que esas dos etapas fueron algo maravilloso,
cálidas, felices, enérgicas y sobre todo con mucho amor.-
Por supuesto nunca salía
sola. Como se acostumbraba, mis padres, pero sobre todo mi mamá, siempre solían
acompañarme a todos lados, y esos lugares fueron marcados en mi vida por ellos,
personas sumamente cultas, joviales, alegres y con muchísima energía.-
Por ellos conocí todos los
teatros, cines, museos y estatuaria de Montevideo pero sobre todo, como la
época lo indicaba, de toda la zona del Centro y Cordón.-
Empecemos por decir que yo
hice danza desde los 4 años, española la primera para luego seguir con ballet.-
Concurría a la Calle Ejido y Uruguay, mi profesor: Onofre Suárez, lo recuerdo como
un "viejito" precioso, quizás tendría 40 años pero yo lo veía muy,
muy mayor.- Todos los días de clase, después de bailar por un buen rato, mi
madre me llevaba a comer bombas de crema a la Confitería Bonilla , que aún está
!!!!!!!!!! Los famosos "festivales " se hacían en los grandes teatros
de la época: "18 de Julio", "Artigas", "Sodre",
"Solís".- Bailé en todos y hasta ahora recuerdo sus escenarios, sus
camarines, sus luces, pero sobre todo las canastas de flores que me mandaban
mis abuela para ese día tan esperado.-
El Teatro Artigas, ubicado
en donde hoy hay un estacionamiento en la esquina de Andes y Colonia, albergó
a grandes cantantes y bailarines. Tengo el recuerdo de haber ido a ver allí a
Miguel de Molina y por cuento de mis padres, ellos iban muy seguido a ver cantantes
líricos.-
Al teatro "18 de Julio
" íbamos mucho, al Ballet de Angel Pericet, a espectáculos argentinos. Era
precioso y se encontraba en "18" y Río Negro, por donde está La
Pasiva, en esa esquina tan particular donde estaban La Madrileña y London
París.-
Que tiendas !!!!!!!!!! hay
muchos que deben recordarlas. Ir a comprar zapatos en el London era un paseo, ¿por
qué? porque venía un señor, de traje, muy bien vestido y educado a atendernos y
me ponía en una especie de aparato de RX en que se veía, una vez puesto el
zapato nuevo, hasta donde me llegaba el dedito gordo.- Que ascensores!!!!!!!!!!
quién no recuerda: 1er. piso Lencería, Damas !!!!!!!! la ascensorista parecía
que cantaba y con eso jugábamos en casa, con amigas, a las tiendas :
"yo hago de ascensorista", decía una.-
La Tienda Inglesa, situada
en la Plaza Independencia, tuvo la primera escalera mecánica !!!!!!!!! qué
fiesta ir de compras!!!!!!! y qué picardías hacíamos!!.- Yo me quedaba abajo y
esperaba cuando alguna mujer se caía!!!!!!!!! En la tienda Angenscheidt, una de las últimas en cerrar, fue
donde me hicieron el vestido de mis 15 años!!!!!!!!
Volviendo a la danza,
después hice ballet, Lolita Parent fue mi primera profesora y me hizo dar el examen
de ingreso al Ballet Infantil del Sodre (había dos ballet: el infantil y el de
adultos).- Mi padre no quería ni saber de eso pero mamá me llevó a darlo y lo
salvé.- Después, de grande, se lo recriminé
varias veces pero creo que con los años, como pasa siempre con los padres, le di
la razón.- Era muy pequeña.-
Bailé muchas veces en el
Sodre y lamentablemente lo vi quemarse. Exactamente lo mismo pasó con el teatro
Carlos Brussa, que estaba ubicado al lado de la Iglesia de Lourdes, detrás del
Banco Central, qué horrible!!!!!!
En toda esa zona era
frecuente ir a pasear de noche!!!!! Papá estacionaba el auto en
"18", nos quedábamos adentro y mirábamos a la gente pasear por la
vereda. Por supuesto siempre se encontraban conocidos, parientes con los que
uno se ponía a conversar para después ir a comer algo a la clásica
"Vascongada ".- Estaba la Confitería "Ateneo", en donde hoy
está la Sala Brunet, confitería con show en donde vi a grandes artistas que
me quedaron grabados.- El recuerdo de Rufino Mario García recitando El Malevo,
o grandes cantantes de tango, que desde ese entonces me encantaba y se
escuchaba en mi casa desde las 5 de la mañana en radio Clarín.-
Esa zona, además, estaba
plagada de cines, de grandes cines como el Censa, Trocadero, California,
Ambassador y otros tantos.-
Creo que el Censa era el más
grande. Cerca de 2.000 asientos, y se llenaba!!!!!!! Allí se estrenó Tiburón,
estuvimos 3 horas apretados en el hall para poder entrar!!!!!! En el Trocadero
vi el estreno de Ben Hur, en dos partes!!!!!!! y la gente se ponía sus mejores
galas. También fue muy importante el estreno de Moisés y tantas películas más.-
Había cines de barrio y
otros más pequeños, caso de El Polvorín, Azul, Rex, Cordón a los que también
íbamos asiduamente.-
Como les dije, mi niñez fue
tan rica que hay tantas cosas por contar!!!!!!! y todavía quedan muchas .- Pero
no los quiero aburrir, espero que hayan recordado conmigo algunas y que otros,
nacidos muy posterior a mí, hayan podido ubicar lugares, épocas y costumbres de
tan linda y disfrutable etapa de mi vida .-
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