viernes, 27 de febrero de 2015

Las veredas del Cordón (III)

por Florencia Gainza 

El Cordón es testigo y escenario de  acontecimientos de la ciudad, y desde el cuarto piso de aquella esquina disfruté varios, que recuerdo como especiales.
 La visita del  Charles De Gaulle a Uruguay, saludando desde un descapotable, a marcha lenta, a todos los presentes. Alto, derecho, imperturbable, con su mano alzada, un mediodía que caía una cortina espesa de lluvia. La imagen de los paraguas abiertos de todos colores, y una multitud que vitoreaba y saludaba al General, fue una mezcla de emociones con colorido, patriotismo y valor.
Vi cada año las procesiones con Monseñor Barbieri bajo el palio rojo, la Eucaristía y toda la plana mayor del clero. Detrás cientos de religiosas, novicias, diferentes órdenes sacerdotales, niños uniformados, católicos de todas las edades, cantando o rezando el rosario.
18 de Julio cambiaba radicalmente de sonido y sentimiento según sus participantes y el motivo. Las manifestaciones fueron cambiando y creciendo según se agudizaron los conflictos.
En aquellos años, cada 21 de setiembre, se realizaba la fiesta universitaria de la Primavera, que iba de Bulevar Artigas a El Gaucho. Todas las Facultades salían, con sus túnicas blancas los de ciencias, y los otros con lo que se le ocurriese, teniendo como tema las flores y la fiesta. La de Agronomía llevaba tractores y caballos; eran divertidos, transgresores, bulliciosos, y fiesteros. Reivindicaban solo su derecho a reír, cantar y bailar.
 Los obreros salían a la calle el 1° de Mayo con la CGT; se recordaba a Sacco y Vanzetti y el reclamo por el derecho de los trabajadores. Manifestaciones a favor de la Revolución en Cuba con estudiantes convencidos y  unidos. Los festejos del Partido Blanco o Partido Nacional cuando ganaron el entonces Consejo Nacional de Gobierno, luego de 12 años de gobernar el Partido Colorado, eufóricos y revanchistas. La manifestación defendiendo la huelga de los bancarios, cuando una huelga de hambre en la Parroquia del Cordón congregó a cientos de militantes solidarios que terminaron enfervorecidos y famélicos. La de los estudiantes contra el imperio yanqui, la de Liber Arce con manifestantes enojados y tristes. La llegada de los Cañeros a Montevideo, indignados y respetados por muchos pero no por la policía. Y ya por el 69 ó 70 la multitudinaria del Frente Amplio, un inolvidable 26 de marzo, todos ilusionados y contestatarios.
 Alegrías, tristezas, enfado e indignación, enfrentamientos, gases lacrimógenos, policía montada, palos, tachuelas y perdigones para que resbalaran los caballos, barricadas y cócteles molotov...  allí se podían  ver, oler, escuchar, compartir, o rechazar, todas las ideologías, creencias, y convicciones. Casi todo estaba sobre ese asfalto, excepto las glorias del futbol, que se desarrollaban desde Bulevar Artigas hasta los Bomberos, más o menos.
Luego de dar la vuelta a la manzana y haber intentado encontrarme casualmente con el muchachito de Colonia y Olimar, vuelvo a casa con Wendy, ella satisfecha, yo no, otra vez será....
Guardaré en el arcón de la nostalgia,  aquella esquina que fue para mí una escuela de civismo,  justicia, y politización. Encuentros y euforia, desencantos  y temores, que me ayudaron a descubrir y querer a un pueblo que sabe expresar sus sentimientos hombro con hombro, conoce derrotas y glorias, que se sabe libre y protagonista de su historia.

Recuerdos desde Sitges (Cataluña - España)

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